Pero no importa esperar por esa eternidad mágica. Al fin de cuentas nunca estuvimos acá, ¿no? Es estúpido esperar que se cumpla el 'para siempre' si hoy ya no es.
Y ahora que pienso: ¿que va a ser de nosotros? De los 'esperame, por favor', de los abrazos, de los silencios que ruegan a gritos abrazos, de las discusiones, de la típica pelea de 'yo te amo más'.
¿Que será de todo lo que todavía no somos? Por eso no quiero renunciar ahora.
Y ahí murió el café. Se enfrió, como cada mañana. Los silencios son mágicos cuando él los interrumpe, pero hoy no son besos ¿Nuestro amor se va a enfriar también? Así, como nuestro café. Y tuve miedo de mirarlo a los ojos.