25.6.12


Me siento bien incluso sabiendo que no soy la mejor. Es mi manera de mejorar y estar en paz conmigo, al menos unos minutos, sin necesidad de estar con alguien mas. Sola. Sola una vez más, pero esta vez la soledad no duele. Son mis sentimientos, mis pensamientos. Pedazos de corazón plasmados en una hoja, reduciodos a palabras para calmar la guerra en mi alma. Es el cielo, encuentro el paraíso si tengo una lapicera en la mano, si tengo frases en  mi cabeza. El papel no me miente, no me traiciona, no me decepciona. Puedo contarle mis más grande secretos y no sentirme una imbécil, sé que no se va a reir de mi. Escribir es mágico, es mi droga. Es gratis y gratificante... como soñar. Escribo y me voy a otro mundo, un mundo en el que puedo estar sin ninguna esperanza, con un diez millones de lágrimas brotando de mis ojos o siento feliz, caminando de la mano con el amor de mi vida. 
Es mi manera de darme esperanza, de hacerme fuerte.
La forma de, al menos intentar, que quienes sufrieron conmigo no vuelvan a saber de mi dolor. Mi descarga sana de todo lo malo que hay en mí.
Juego a ser escritora. A sentirme útil escribiendo, a sentirme inútil cuando me releo. Me recuerda quien fuí y quien soy, y me hace saber que perdí demasiado tiempo en cosas y gente y que, sin embargo, no es tiempo perdido. Porque después de todo, soy quien verdareramente soy cuando escribo.