2.4.15

Mi último eclipse lunar.

La imágen se desenfoca y se torna borrosa. El sonido nos vuela por el aire y duelen las cicatrices. Todo acaba bloqueado entre tanta histeria. Todas las lunes llenas saben a felicidad manchada con melancolía. Al menos para mi. Y, aunque no lo sea, me parece puro porque es real y nuestro. Pero cuando por maravillosidades naturales el satélite se esconde y no lo veo, entre todo el vacío, auditivo y visual, que se genera, de repente escucho el solo de Cementerio club (por El Flaco, por Cerati y por vos) y todo es. Es. No lindo, no triste. Indescriptible. Ser. Y me olvido que no estas. Y no te extraño tanto porque te siento. Pero me doy cuenta. Otro año y todo la preparación espiritual de añorar. Porque extrañarte conlleva un cansancio físico y mental que me deja en la ruina pero que disfruto, en algún punto, hacerlo. Será porque el masoquismo se apropió de mi o porque te amo, te amo ya y ya es mañana y amo aún mas saber que no existinguiste del todo y tu alma ronda entre todas las hojas de mis cuadernos. Y una de esas hojas reza 'abril siempre me huele a cambios' y este abril es distino. Ya no me da miedo no verte porque quiero caminar con los ojos cerrados, y no te preocupes porque te voy a alcanzar; ahora sí camino.