27.9.13

No pretendo más que arrancar algunas flores a principios de diciembre. 
Ventana. Estúpida ventana. 
Voy a dejarlas en la puerta y, espero, sepás que no son de mi parte. Serán de un viento lejano, tal vez de Australia, viento que simbolizará libertad (la mía, claro). 
Estúpido e insulso farol. 
Siempro doblo en la esquina; la inercia me hace dar un paso a la calle, bajo de la vereda a vos. Pienso. Muero. Vuelvo. Doblo. Revivo cuando hago ese paso al vacío del asfalto hacia vos, sabiendo que me equivoco.
Cuantas cartas inservibles. 
Son 21 flores las que tengo que arrancar. Veintiún. Dieciocho por Vos, tres por Nosotros (yo). Esta vez capaz me acompañes a cortarlas. Esta vez, tal vez, no tenga que cortarlas, y capaz las regamos. Ojalá que sí. O que no.
Cuantos pasados hay en estas tijeras. 
War is over if you want it.
No me canso, ni quiero hacerlo, de los verdes pacíficos, aunque ahora se mezclen con llantos reprimidos. 
Que inolvidables canciones. Estúpidas canciones.
Soy tuya, pero antes mía (y antes suya).