Vos blanca, que siempre admiraste la azul inmensidad, la azul celestial, del azul lunar, lo cubrís todo de rubíes "sanadores" de la blanca libertad.
Y él, verde portador de tranquilidad, el verde amante del arte también literal, el verde sin aislar. Verde hecho, credo y nacido para enamorar... como él.
Y vos, blanca, te encargaste de hacerte roja. Te arrancabas la sangre esperando ver azul salir de vos... y rojo. Vos, blanca y opacada, te dejaste sabotear y perdiste. Y sangraste. Y rubíes.
Él esmeralda, vos rubí. Él se rubió y vos te esmeraldizaste. Hoy son uno, y tan diferentes que se pierden.
Y vos, vos blanquita rubizada, sos verde, sos azul, sos cielo, océano, arte, tranquilidad. Sos de todo y de él. Sos inolvidable. Vos, blanca teñida de bordó, sabes que cuando el verde vino a tu vida con sus besos lugareños te borró las manchas y te tiño de felicidad, sos la infinidad.
