28.11.12

Me consume, me ilumina, me descarga, me dá paz. Me lleva, me trae. ¿Como no amarlo?
Escucho el ruido del mar desde acá. No quiero llorar, no voy a llorar; no voy a hacer nada al respecto. Por ellos, siempre por ellos.
 Mucho verde, me aburre. Go up. Siempre creí que las estrellas escondían algo: palabras, dibujos pero que es subjetivo, único, personal. "Esto debe tener algún mensaje secreto" como alguna vez me susurró.
Acá, donde el pasado, lo oscuro, las ilusiones y el presente se mezclan. Me cohibo, me muero. Cierro los ojos y escucho el principio de The man who sold the world. No, no es su mensaje son los jodidos flashbacks que se encargan de recordarme que lo dejé ir. Me marea esto, muchos recuerdos. Una, dos, cinco, ocho, once pastillas. Y el pasto en mi pelo, en mi espalda, entre mis dedos. Y mas mareos, náuseas; no puedo pensar, sólo garabateo hojas en una libreta sin memoria. Lo odio, me gusta.
Es monótono, es absurdo, es idiota, es aburrido. No tiene sentido. Es enfermizo. Es mío. Soy yo.