10.7.12

-¿Me quieres?
Su inseguridad habló. La entiendo; su corazón formo una barrera para evitar romperse, para no sufrir más. Mi cabeza dudaba que decir, mi corazón no. Siempre me fué díficil escuchar mi corazón pero con ella, tan frágil y dulce... No puedo jugar con ella y la adoro tanto que sería nada si ella se quiebra.
 No me miró hasta cinco segundos después de finalizada su pregunta. Sus ojos, negros como la noche, sinceros se clavaron en mí. Entonces no lo dude.
-No la quiero. Yo la amo.
Y con una ronsisa en su rostro, se acercó, cerro sus ojos y me besó.